dimarts, 16 de juny del 2009
Las Mystics dejan de ser un misterio
El mejor arranque de la historia. Así ha empezado Washington Mystics su particular temporada de reconstrucción.
Cuatro entrenadores en dos años y pocas alegrías a modo de victorias. Cuando Angela Taylor llegó hace unos meses a Washington sabía que tenía mucho trabajo por delante. Las Mystics eran un equipo en decadencia, que necesitaba algo más que un cambio de pintura para afrontar su reconstrucción. Ahora, tras empezar la temporada con tres victorias consecutivas, parece que la general manager ha dado los primeros pasos en la dirección correcta.
Una de sus primeras decisiones fue darle el equipo a Julie Plank, a quien conocía como entrenadora asistente de su etapa en las Lynx. Su primer objetivo era evidente: instaurar un sistema de juego más rápido y agresivo para mejorar los paupérrimos 69,6 puntos por partido de la pasada temporada, el registro más bajo de la WNBA.
Las Washington Mystics hicieron una preparación atípica, con más jugadoras de las habituales. “En pretemporada todo el mundo me llamaba y me decía: ‘Angela, tienes a 27 jugadoras en el equipo. ¿Qué vas a hacer con ellas?’ Pensaban que incumpliría la norma de tener a 11 jugadoras en el róster… El caso es que queríamos conocer a estas jugadoras como personas. Ves muchos videos de ellas e incluso partidos, pero queríamos asegurarnos de que eran las mejores posibles para este proyecto”, explica Angela Taylor.
El acierto parece evidente. Alana Beard cuenta ahora con la ayuda ofensiva de Melissa Coleman y Crystal Langhorne. La escolta, número 2 del draft, anotó los cuatro triples que intentó en su debut en la WNBA y su equipo se impuso a Connecticut Sun. La ala-pívot, que ha jugado en el TEO Vilnius, empieza a ser conocida como la nueva DeLisha Milton-Jones, que no es poco. Su actuación fue clave para superar a las Shock en su tercer encuentro de la temporada. “Es la primera vez en mi vida que gano a Detroit. Sé que han perdido a algunas jugadoras, pero todavía son las campeonas y es una gran victoria”, dice.
Otra de las jóvenes con un papel clave es Lindsey Harding. La base fue escogida número 1 del draft del 2007, pero apenas había tenido protagonismo en la WNBA. Ahora, ya recuperada de una grave lesión en su rodilla izquierda, reparte asistencias como pocas. Muchas de ellas van a parar a Alana Beard, con quien ya compartió equipo en Duke. De hecho, sus dorsales son los únicos dos que la prestigiosa universidad ha retirado jamás en su equipo de baloncesto femenino.
De seguir con esta trayectoria, el equipo de la capital superará las diez victorias logradas la pasada temporada. El siguiente paso será entonces asegurarse una de las cuatro primeras posiciones de la Conferencia Este y competir con franquicias como Indiana o Detroit por un puesto en la gran final.
ESTO NO PASA EN EL BALONCESTO MASCULINO
Faltan más de dos meses para el 1 de septiembre y en San Antonio ya están organizando la ‘Vickie Johnson Night’, una fiesta para despedir a Vickie Johnson… Es la jugadora con más partidos WNBA a sus espaldas… El gran Miguel Ángel Paniagua cifraba la semana pasada en un millón de euros el acuerdo de patrocinio de Phoenix Mercury… ¿Cuánto le pagará Farmers Insurance Group a las Sparks?... El primer diagnóstico para la lesión de Yolanda Griffith (Indiana Fever) fue un esguince en el tobillo izquierdo… Tiene una rotura en el tendón de Aquiles y se perderá toda la temporada…
Artículo publicado en Gigantes del Basket el 16 de junio del 2009.
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