dimecres, 22 de juliol del 2009

Connecticut 2009: El All Star del cambio


Por una vez, todo el mundo quiere estar en Connecticut, donde este sábado se celebra un All Star de la WNBA plagado de jugadoras jóvenes.

Pese a que la estructura de las Sun es una de las mejores de la WNBA, pocas jugadoras consagradas quieren ir a Connecticut. El tercer estado más pequeño del país, situado en plena región montañosa del noreste, no destaca por sus tiendas ni por su oferta de ocio. Ni siquiera la presencia de Mike Thibault en el banquillo sirve de cebo para una franquicia que suele apostar por un perfil de profesionales poco egoístas, acostumbradas al trabajo en equipo.

Este sábado, en cambio, la elite del baloncesto femenino estará en el Mohegan Sun Arena, donde se disputará el All Star de la WNBA. La ciudad repite en la organización de un evento que ya albergó hace cuatro años, cuando el Oeste se impuso al Este por un contundente 122-99. De hecho, esa conferencia llegó a dominar seis de los primeros ocho partidos de las estrellas. Ahora, en cambio, la batalla se presenta más igualada.

Lin Dunn, entrenadora de Indiana Fever, defenderá los intereses del Este con un cinco inicial formado por Alana Beard (Washington Mystics), Katie Douglas y Tamika Catchings (Indiana Fever), Candice Dupree y Sylvia Fowles (Chicago Sky). Catchings, seis veces All Star, ha sido la jugadora más votada por los aficionados con casi 100.00 votos.

Enfrente, Dan Hughes, técnico de San Antonio Silver Stars, tratará de plantar cara con Becky Hammon (San Antonio Silver Stars), Sue Bird, Swin Cash y Lauren Jackson (Seattle Storm) y Lisa Leslie (Los Angeles Sparks). Jackson, que estaba promediando 18,9 puntos y 6,7 rebotes, será duda hasta el último momento por culpa de unas dolorosas molestias en el tendón de Aquiles. Si finalmente puede estar, Seattle Storm hará historia al colocar a tres jugadoras en el cinco inicial de la Conferencia Oeste.

La fiesta se abrirá el viernes con un clínic y los habituales actos benéficos. El sábado llegará el turno del partido, que será precedido por un concurso de habilidades y otro de triples.

Lo cierto es que el All Star, que la temporada pasada no se pudo disputar por culpa de los Juegos Olímpicos, ha generado más expectación que en anteriores ocasiones. La nueva camada de jugadoras jóvenes, muy presente en el evento, sirve de reclamo perfecto para un mercado con un potencial de crecimiento todavía por explorar. Sólo Sylvia Fowles se ha colado entre las titulares, pero muchas más aparecen entre las reservas, que fueron anunciadas el lunes.

Las únicas críticas dirigidas a la WNBA han llegado por culpa del calendario, que obligará a seis equipos a jugar partidos hasta el jueves, la víspera del All Star. El resto, elogios para un evento que ha despertado más interés mediático que sus predecesores.

ESTO NO PASA EN EL BALONCESTO MASCULINO
Phoenix Mercury ha suspendido a Diana Taurasi durante dos partidos por conducir ebria… Tras perder los dos primeros partidos, Indiana Fever ha encadenado una racha de 10 triunfos consecutivos… La clave: Katie Douglas y Tamika Catchings… Peor le van las cosas a Sacramento Monarchs, que han destituido a Jenny Boucek tras arrancar con una racha de 3-10… Otra franquicia con problemas, Detroit Shock, ha reforzado su perímetro con la veterana Anna de Forge

Artículo publicado el 21 de julio en Gigantes del Basket.

dimarts, 14 de juliol del 2009

Del paritorio a la cancha



Este lunes la ESPN empezó a emitir un anuncio de su famoso Sports Center con Candance Parker como protagonista. No hay duda, la MVP ha vuelto.

Menos de dos meses después de dar a luz a Lailaa, Candace Parker ha vuelto a la pistas de la WNBA. Su regreso se produjo ante Phoenix Mercury, el mismo rival contra el que debutó como profesional. A la alero le dio tiempo a anotar 6 puntos y capturar 4 rebotes en 20 minutos. Una producción insuficiente para evitar la sexta derrota en nueve partidos de Los Angeles Sparks, el gran favorito al anillo.

“Todo es diferente. El año pasado era capaz de utilizar mi fuerza atlética y saltar por encima de la gente. Ahora, tengo que cerrar el rebote”, asegura Candace Parker, quien todavía no ha recuperado las sensaciones que tenia antes del embarazo.

Los médicos aconsejaron su vuelta en agosto, pero los malos resultados de su equipo han acelerado su vuelta. Ni las Sparks ni la WNBA se podían permitir su ausencia más tiempo. El 23 de mayo dio a luz y apenas dos semanas más tarde ya empezó con suaves sesiones de tiro de 30 minutos, que fueron ampliándose hasta permitirle entrar en la dinámica de un grupo en el que sólo Tina Thompson y Betty Lennox están rindiendo a su nivel.

Las Sparks iniciaron el jueves una gira de siete partidos lejos de Los Angeles. Tras pasar por New York y Washignton, todavía deben visitar a Connecticut, Seattle, Minnesota, Chicago y Sacramento. Hasta el 4 de agosto no vuelven a jugar en casa, así que en estos encuentros se esconden buena parte de sus opciones de remontar y situarse en puestos de playoffs.

“Me siento como si estuviera cogiendo mi ritmo de nuevo”, asegura Parker, que comparte vestuario con Lisa Leslie y Tina Thompson, dos jugadoras que también han pasado por la experiencia de ser madres.

En su segundo encuentro tras la reaparición, disputado en el Madison Square Garden, Shelden Williams (su marido NBA) se situó justo detrás del banquillo de las Sparks, sosteniendo al bebé en brazos. “Durante un segundo no pude verlo y rápidamente pensé: algo le ha pasado. Sé que ella está bien cuidada. Fue divertido ya que era el primer partido en el que venía a verme jugar”, dice Parker. Pese a las evidentes distracciones sumó 8 puntos y 6 rebotes en 23 minutos, ya como titular.

“Estamos extremadamente felices de tenerla de regreso. Evidentemente no está al 100% y nos vamos a tomar las cosas con calma, pero está claro que Candace, incluso por debajo del máximo es una jugadora increíble”, reconoce Michael Cooper, entrenador de las Sparks.

ESTO NO PASA EN EL BALONCESTO MASCULINO
Carme Lluveras, general manager de Ciudad Ros Casares, ya está en Washignton… Las Mystics la tendrán unas cuentas semanas como entrenadora invitada… Ni Angel McCoughtry (número 1 del draft) ni Marissa Coleman (2), la ‘rookie’ del año puede ser DeWanna Bonner… A la número 5 del draft en Phoenix ya la comparan con Shawn Marion… El All Star ya tiene entrenadores; Dan Hughes (San Antonio Silver Stars) dirigirá al Oeste y Lin Dunn (Indiana Fever) al Este…

Artículo publicado el 14 de julio en Gigantes del Basket.

Así se ficha en Las Vegas


Este domingo concluye la NBA Summer League de Las Vegas, todo un clásico del tiempo estival. Àlex Gozalbo, periodista freelance especializado en baloncesto, ha viajado hasta allí para conocer cómo funciona la competición y cómo se gestan los fichajes.

Hasta 53 partidos de 21 equipos en apenas 10 días obligan a organizarse muy bien antes de ir a la NBA Summer League de Las Vegas. Una vez allí, el exceso de información puede abrumar a más de uno. Los ojeadores de los clubes más importantes de Europa se concentran estos días en la localidad de Nevada, donde buscan completar sus plantillas con algún jugador interesante.

La mayoría de los ojeadores ha viajado ya a Las Vegas con los deberes hechos y una lista de nombres más o menos cerrada. El desplazamiento sirve, pues, para completar información sobre sus posibles fichajes y empezar a familiarizarse con jugadores que, con el tiempo, pueden ser interesantes. Todos buscan lo mismo; adelantarse a los rivales y descubrir jugadores útiles antes que el resto.

Lo cierto es que no es sencillo ya que los mejores jugadores de la Summer League tienen contrato garantizado en la NBA. Es el caso de Donte Greene (Rockets), Jerryd Bayless (Blazers), JJ Hickson (Cavs), Wilson Chandler (Knicks) o Thaddeus Young (76ers), por citar sólo a los cinco mejores anotadores de la primera semana. En la misma situación están también las mejores elecciones del draft, como OJ Mayo (Grizzlies), Kevin Love (Wolves) o Danilo Gallinari (Knicks). De la primera ronda del draft es, casi siempre, mejor olvidarse. Intocable.

A pesar de ello, los clubes europeos encuentran jugadores interesantes para reforzar sus equipos y cada vez menos conjuntos se quedan sin representación en este tipo de eventos. Al menos nueve de los 18 equipos de la Liga ACB han estado estos días en Las Vegas. La mitad.

Los clubes interesados en fichar tienen la oportunidad de ver un máximo de cinco partidos del jugador al que pretenden, siempre y cuando el entrenador lo alinee en todos ellos, algo que no es habitual ya que los técnicos de las franquicias de la NBA aprovechan para realizar muchas pruebas. Los Dallas Mavericks, entrenados en la NBA Summer League por Dwane Casey, han estado utilizando en Las Vegas a 16 jugadores. Es lo normal.

Con tanto cambio, el speaker no lo tiene sencillo y se apunta en unos papelitos el nombre y el número de los jugadores que hay en pista. A un lado, el equipo que hace las veces de local y juega de color claro. Al otro, el visitante de color oscuro. De los extranjeros, como Marco Belinelli (Warriors), se anota también la pronunciación correcta.

Los altibajos de los jugadores también dificultan su seguimiento en Las Vegas, donde la concentración de partidos trata de imitar la dureza de la competición de la NBA. Incluso dentro de un mismo encuentro el rendimiento fluctúa mucho. Así, por ejemplo, es normal ver como Danilo Gallinari (Knicks) se queda 20 minutos sin anotar y suma 14 tantos en los diez siguientes.

La mayoría de los partidos de la NBA Summer League de Las Vegas se juegan en el COX Pavilion (3.000 espectadores) y el resto, en el Thomas and Mack Center (19.500), un pabellón en el que están colgadas ocho camisetas del techo. Entre ellas, las de Reggie Theus (#23), Stacey Augmon (#32), Larry Johnson (#4) o Greg Anthony (#50).

Ambos pabellones, que se encuentran en el recinto de la Universidad de Nevada Las Vegas, están comunicados por el mismo hall. Ahí se concentra buena parte de la actividad, del mercadeo. Por 20 dólares los clubes pueden hacerse con una copia en DVD del partido que soliciten. Es uno de los pocos servicios que tienen ya que si quieren estadísticas o datos sobre la trayectoria de los jugadores participantes deberán buscarse a un conocido en la (inaccesible para el que no sea periodista) zona de prensa.

Es, precisamente, en el hall que comunica ambos pabellones donde tienen lugar buena parte de las conversaciones de los agentes con los representantes de los clubes. El resto se producen en la grada, situación que permite ir comentando detalles sobre las características del jugador sobre el cual se está negociando. Si el futurible anota, el agente remarca sus buenos porcentajes de tiro. Si falla, el ojeador aprovecha para pedir una rebaja en el precio.

Los clubes tratan de aprovechar el viaje a Estados Unidos para recalar cuanta más información posible del jugador pretendido. Hablan con compañeros, entrenadores, agentes y cualquiera que lo conozca. Piden datos sobre sus características en la pista (“¿defiende?”, “¿está acostumbrado a jugarse los balones decisivos?”), pero también sobre su vida fuera de las canchas (“¿qué tal es?”, “¿está casado?”, “¿qué notas sacó en la universidad?”). Todo suma y resta, según sea el caso.

Para seguir los partidos cada cual prefiere situarse en una parte diferente del pabellón. Hay ojeadores que prefieren una visión clásica del partido y buscan acomodo en un lateral de la grada. Hay, por el contrario, quienes se posicionan tras la canasta porque quieren ver de cerca cada gesto del jugador. “Si buscas un base, por ejemplo, es bueno escuchar todo lo que dice durante el juego. Saber si ordena a sus compañeros o se limita a pedir el balón”, nos explican.

Los ojeadores también intentan hablar, en persona o por teléfono, con los jugadores para conocer si su interés por viajar a Europa es verdadero. Éstos se suelen mostrar esquivos y distantes, así que la conversación no suele servir de mucho. Los clubes, eso sí, se aseguran que el mensaje le llega al jugador, pues son muchos los agentes que presumen de tener a un jugador y no es sencillo verificar si la información es correcta. De hecho, es fácil que a un mismo equipo le oferten el mismo jugador varios representantes diferentes. “No es mío, pero puedo llegar a él”, se excusan cuando uno trata de poner orden.

La entrada diaria, que permite ver de cuatro a seis partidos, cuesta 20 dólares y el pase para los diez días, 150 dólares. Los ojeadores de los clubes no se escapan de pagar ya que el evento no deja de ser un negocio. En la ciudad del entretenimiento por excelencia todo tiene su precio. De hecho, la mayoría de espectadores que acuden a presenciar los encuentros tiene alguna vinculación con el baloncesto. De turistas, más bien pocos.

Los jugadores que actúan en la NBA Summer League de Las Vegas deben tener tres o menos años de experiencia en la NBA. Ésa es una de las pocas normas que los clubes deben cumplir. El resto de las reglas son más o menos las mismas, aunque los partidos se juegan a cuatro cuartos de diez minutos y los jugadores pueden cometer hasta diez faltas personales, cuatro más de lo permitido en la NBA. “Se busca que haya contacto, que se pueda comprobar si un jugador es duro o no”, nos explican.

Hay otros asuntos logísticos que no son sencillos de resolver para los ojeadores. ¿Ejemplos? Desde el clásico problema para encontrar un taxi de vuelta a ‘The Strip’, donde están la mayoría de los hoteles, a la odisea de alimentarse como es debido. Si uno sigue todos los partidos, estará en la Universidad de Nevada Las Vegas desde antes de la una del mediodía hasta pasadas las diez de la noche. Por tanto, deberá almorzar y cenar allí. El ‘Cox Coffee’ es el único sitio en el que comer. Una vez se aprende que los ‘Hot Dogs’ se llaman ‘Rebels’, todo es más sencillo, pero la variedad de opciones no abruma. Tres dólares por el perrito y tres más si se acompaña con nachos, no hay mucho más donde elegir.

Nadie dijo que fichar fuera sencillo y es por ello que muchos de los clubes de la Liga ACB siguen realizando este peregrinaje anual a Las Vegas, donde este año han pasado, al menos, representantes de Akasvayu Girona, FC Barcelona, CAI Zaragoza, Cajasol, CB Granada, Kalise Gran Canaria, Pamesa Valencia, TAU Cerámica y ViveMenorca.


Con motivo de la publicación de 'Cosas que ver en Las Vegas durante una liga de verano', ACB.com ha recuperado el reportaje publicado el 17 de julio del 2008. Consulta aquí el artículo en su contexto original.

dimarts, 7 de juliol del 2009

La WNBA busca a su Pau Gasol


Europa ha tardado muchos años en hacerse con un papel protagonista en la NBA. La revolución todavía está por llegar en la WNBA…

Amaya Valdemoro ganó tres campeonatos consecutivos en la WNBA (1998-2000) con Houston Comets. No es la única europea con un anillo en sus dedos, pero lo cierto es que el papel de las jugadoras de nuestro continente todavía no ha alcanzado el protagonismo necesario en la mejor competición del mundo. Nacionalizadas al margen, la situación no es muy optimista.

En una encuesta realizada antes de arrancar la presente temporada entre las general managers de la WNBA, sólo aparecía el nombre de una europea en las votaciones a mejor jugadora internacional. Se trata de Ann Wauters, que recibió el 8,3% de los votos. La ala-pívot belga, que jugará en el UMMC Ekaterimburgo, todavía no ha disputado ningún partido con San Antonio Silver Stars esta campaña ya que decidió tomarse unas semanas de descanso.

Otra de las pocas jugadoras europeas reconocidas en Estados Unidos es la portuguesa Ticha Penicheiro, pieza clave en el timón de los Sacramento Monarchs. Pese a sus problemas con las lesiones, la base aparece en la lista de sugerencias de la WNBA para las votaciones del All Star de Connecticut, aunque tiene difícil su inclusión en la lista final.

Poco más. A diferencia de la NBA, el protagonismo internacional de la WNBA lo encabezan las jugadoras australianas. Comandadas por Lauren Jackson (Seattle Storm), su papel sí es considerado decisivo. Estrellas del renombre de Penny Taylor o Belinda Snell también han contribuido durante años a construir esa fama.

Muchas de las mejores europeas, en cambio, todavía prefieren jugar con su selección antes que competir en la WNBA. “Estuve en la WNBA en sus primeros años y se seguía la política de potenciar a las jugadoras americanas, así que las europeas no contábamos con tantos minutos", recuerda Amaya Valdemoro. Otras, como Sandrine Gruda tratan de compatibilizar ambos compromisos en un mismo verano. Una vez finalizado el Eurobasket de Letonia, la pívot francesa debería ser una pieza clave en Connecticut Sun.

Una nueva generación de jugadoras jóvenes intentará cambiar esa tendencia en las próximas temporadas, aunque no será sencillo. Sólo tres jugadoras europeas (Jelena Milovanovic, Sonja Petrovic y Alba Torrens) fueron seleccionadas en el draft 2009, pero ninguna de ellas está jugando, de momento, en la WNBA. No hay ‘rookies’ europeas esta campaña.

Entre las próximas aspirantes a hacerse un hueco en la elite de la WNBA, aparece la española Alba Torrens, con cuyos derechos se hizo Connecticut Sun en el último draft. “Sería una experiencia que me gustaría vivir, pero aún lo veo lejos. Hay que hacer aún un largo camino para jugar en la WNBA”, dice la nueva jugadora del Perfumerías Avenida.

ESTO NO PASA EN EL BALONCESTO MASCULINO
Epiphanny Prince, la joven escolta estadounidense a quien todos sitúan en el número 1 del draft 2010, prefiere jugar en Europa antes que seguir en la universidad… A los 16 años anotó 131 puntos en un partido… Ahora quiere romper otro récord; el de mejor pagada… Tras reforzar a Rusia en la recta final del Eurobasket, Becky Hammon ya está de vuelta en San Antonio Silver Stars … Eso sí, ahora su nuevo peinado llama casi tanto la atención como su juego… El campeón sigue fuera de puestos de playoffs... A Rick Mahorn le está costando suceder a Bill Laimbeer en Detroit…

Artículo publicado el 7 de julio en Gigantes del Basket.

diumenge, 5 de juliol del 2009

Dan Searl, la última pizarra olvidada



Dan Searl lleva 14 años entrenado al máximo nivel en Estados Unidos y, pese a ello, su nombre apenas es conocido en España. Àlex Gozalbo se ha dado una vuelta por Atlanta para ver el trabajo de este peculiar técnico natural de Mijas, la última pizarra olvidada de los banquillos.

Rodeando la casa de Dan Searl en Atlanta, nada hace pensar que sea muy diferente a la de sus vecinos de urbanización. Césped bien cortado, barbacoa en la parte posterior y todos los tópicos norteamericanos con los que ya estamos más que familiarizados tras años de ver cine y series producidas al otro lado del Atlántico. En cambio, dentro se esconde un entrenador español obsesionado con su trabajo.

La historia de Searl es peculiar. El técnico, hijo de estadounidenses, nació hace 35 años en Mijas (Málaga). En España pasó sus primeros 18 años, hasta que se desplazó a Estados Unidos para estudiar en la Northwestern University (Chicago). Desde entonces, vive en el país norteamericano, donde lleva 14 años entrenando en la NCAA y en High School.

La mayoría de los compañeros de Searl en la Northwestern University todavía deben reírse hoy al recordar su llegada. “Aunque hablaba perfectamente inglés, no entendía la mayoría de sus referencias culturales en cuanto a programas de televisión, graduaciones y otras cosas por el estilo que en España no hacíamos”, recuerda el técnico. Fue cómo si una nave alienígena hubiera dejado caer desde el cielo a Dan Searl.

Ahora ya está perfectamente instalado, con esposa y dos hijos. “De Estados Unidos me gusta que, en general, el sistema funciona. Las cosas ocurren como y cuando deben. La gente acepta sus responsabilidades. Al principio temía la mentalidad cerrada de los americanos, pero la verdad es que se han abierto mucho durante los últimos diez años, dándose cuenta, tanto en el baloncesto como en la cultura, que aquello no es lo máximo en todo”, dice el entrenador.

A algunos de los aficionados españoles, el nombre de Dan Searl les sonará… de Gigantes del Basket. Desde 1994 escribe la información de la NCAA en las últimas páginas de la revista. Su fichaje es, cuando menos, curioso: “Mi colaboración con ellos fue cuestión de coincidencias. Cuando era un crío, leía la revista religiosamente y esperaba ansioso cada semana que llegara al quiosco. Me marché a Estados Unidos para estudiar periodismo, con el fin de cubrir el baloncesto en la radio o para la prensa. Intenté conectar con la revista varias veces, pero no fue hasta que mi madre, autora de libros de cocina española, mencionó mi nombre a Víctor de la Serna, tan experto en baloncesto como en cocina. De la Serna me puso en contacto con Paco Torres y hasta la fecha”.

Un año después de empezar a colaborar con Gigantes del Basket, Dan Searl logró un trabajo de periodista en la CNN, el imperio que Robert Murdoch construyó en Atlanta alrededor de la información. La ciudad se preparaba para los Juegos Olímpicos y nuestro protagonista no perdió la oportunidad. “Trabajé de voluntario y la organización me asignó al equipo de Argentina como intérprete. Me acuerdo del primer partido. Fue ante Estados Unidos y Marcelo Nicola sufrió una lesión en la rodilla. Salté a la cancha con el médico y empecé a traducir la conversación. El jugador, todavía agarrándose la rodilla, me grito: ¡Cállate, que yo hablo inglés! Imagínate”, recuerda con humor.

Su pasión por el baloncesto, juego que estudió con minuciosidad, le llevó a la Suwanee Sports Academy. ¿Cuál fue su papel allí? “Trabajé año y medio en aquella academia dedicada a desarrollar jugadores al más puro estilo europeo. Mi papel era administrar la academia y también entrenar a los participantes. Lo más importante allí era la técnica individual”, apunta Searl, que todavía recuerda los consejos que daba “para mejorar el juego de pies. Lo importante era enseñarles a parar bajo control. Esta estrategia era revolucionaria porque durante los últimos 20 años el baloncesto estadounidense se había dedicado simplemente a jugar, jugar y jugar más partidos, olvidándose de trabajar la técnica y los pequeños detalles”.

Según Dan Searl, “mi papel fue dirigir el ‘Mark Price Shooting Lab’. El proyecto fue unir la experiencia y los conocimientos del ex jugador con nueva tecnología de video y de gráficos para enseñar la técnica perfecta de tiro”.

Paralelamente, el técnico español empezó a entrenar en la Emory University. “Mi meta era subir la escalera profesional, peldaño a peldaño. Tras unos años en la tercera (Emory) y la segunda división (Clayton State) universitaria de la NCAA, llegué a la cima con un puesto de entrenador ayudante en Towson University”, resume Searl, que se codeó con algunos de los mejores técnicos del mundo. Él admira, en especial, el trabajo de Sean Miller (ahora en Arizona) y Brad Stevens (Butler).

“El baloncesto universitario es un sistema muy bueno para compaginar estudios y deporte, aunque a veces es un reto mantener a los jugadores conectados con su formación. No es por falta de apoyo, es por falta de interés”, afirma. El entrenador tenía que escuchar comentarios similares a éste: “Coach, yo quiero jugar con los profesionales. ¿Cómo me va a ayudar esta clase de física?”.

Pese a las dificultades, Searl opina que “es un gran sistema para que los jóvenes continúen con su educación mientras mejoran su baloncesto”. Como técnico, eso sí, tuvo que adaptarse a las restrictivas normas de la NCAA: “Se refieren al horario de entrenamiento y a la cantidad de tiempo que los estudiantes pueden dedicar al baloncesto. Durante la temporada, el equipo puede entrenar un máximo de cuatro horas diarias y debe tener un día libre cada semana. Antes y después de la temporada, los entrenadores pueden trabajar técnica individual con grupos de dos jugadores un máximo de tres horas a la semana”.

Dan Searl ha asistido ya a 13 ediciones de la Final Four. Desde 1995 sólo se ha perdido las citas de 1996 (Nueva York) y 2005 (San Luis). “La primera vez era todavía un estudiante universitario, me quedé en casa de mi abuela y compré una entrada en la reventa”, confiesa. Luego ya tuvo acceso a las acreditaciones de prensa. “La Final Four más memorable fue la del año pasado, cuando Kansas batió a Memphis con el triple providencial de Mario Chalmers que mandó el partido a la prórroga”, asegura.

El técnico tiene más problemas para seguir el baloncesto español desde Atlanta. “La televisión de Estados Unidos no pasa ningún partido de la Liga ACB, así que tengo que seguir el transcurso de la temporada a través de internet. En cambio, la Euroliga, la puedo ver en NBA TV”, dice.

Esta campaña, Searl ha entrenado en el prestigioso High School de Westminster. “Tras una temporada regular fuerte, nuestro equipo se ganó un puesto en el cuadro del campeonato estatal del estado de Georgia. Para la temporada que viene vuelven todos nuestros jugadores importantes y tenemos como meta alcanzar la Final Four estatal… como mínimo”, advierte.

¿Con qué baloncesto? “Queremos ejecutar nuestras jugadas con precisión, buenos bloqueos y pases que llegan en el momento preciso. En defensa, somos un equipo que protege con fuerza y ganas la pintura, asegurando que el rival no llegue con facilidad a las cercanías del aro. Las rotaciones defensivas son clave para nosotros”, confiesa.

Lo mejor de trabajar como entrenador en Westminster está claro: “Tenemos la suerte de tener unas instalaciones superiores. Tanto la pista como la sala de pesas y los recursos técnicos a nuestra disposición nos permiten elevar el nivel de los jugadores”, admite el técnico, a quien algún día le gustaría aceptar el reto de entrenar en España.

“Tras 14 años a todos los niveles de la NCAA y High School, me siento muy preparado para trabajar a cualquier nivel en cualquier país. He trabajado con jugadores que son principiantes, pero también con otros que ahora están en la NBA. Por supuesto que me encantaría entrenar en España. Creo que mi experiencia y mi pasión encajaría muy bien con el baloncesto de base de allí”, apunta.

Artículo publicado en ACB.com el 5 de julio del 2009. Consulta aquí el artículo en su contexto original.