dimecres, 31 de desembre del 2008

Un susurro (vital) desde Minneapolis


En Estados Unidos ya han salido revistas anunciando el título de los Boston Celtics. Con el 3-1 nadie confía en la remontada de Los Angeles, así que Àlex Gozalbo, periodista freelance especializado en baloncesto, se ha desplazado hasta Minneapolis, donde nacieron los Lakers, para comprobar si las finales de la NBA están ya sentenciadas o no.

“2008 NBA Championship. Boston Celtics. The new dynasty begins” es el título de una revista que ya se puede encontrar en los quioscos de Estados Unidos al precio de 6,99 dólares. En la carta del editor que abre la publicación se habla de la trayectoria del equipo que entrena Glenn ‘Doc’ Rivers hasta el anillo, obviando, eso sí, los detalles sobre los partidos de la final de la NBA.

En el “NBA’s Media Hospitality”, donde cualquier canapé lleva mantequilla, los periodistas de todo el mundo tampoco le dan muchas opciones al equipo de Los Angeles. Repiten una y otra vez que de las seis veces que ambos conjuntos se han enfrentado esta temporada, Boston se ha llevado cinco victorias.

Si hay alguna pista que pueda hacer creer a los aficionados de Los Angeles Lakers que la remontada es posible, ésta no debería andar lejos de Minneapolis, donde tuvieron su origen los Lakers. Como el quinto partido no es hasta el domingo, me parece un destino interesante.

Lo primero que uno entiende al llegar a Minneapolis es la elección del nombre de Lakers. Dicen que es la tierra de los 10.000 lagos, pero lo cierto es que hay un total de 11.842. Eso sí, más allá de eso no quedan muchas pistas visibles del equipo de baloncesto que desde 1947 hasta 1960 residió en la ciudad. Al menos, a primera vista. Todas las preguntas sobre los Minneapolis Lakers a los amables transeúntes (“Have a nice day”, repiten una y otra vez) nos dirigen a un miserable equipo de béisbol que compite en la liga local.

Plano en mano vamos en busca del Minneapolis Auditorium donde el conjunto disputó sus partidos. Al llegar a la intersección de la 11th Street con Nicollet Avenue no hay ni rastro del recinto con capacidad para 10.000 espectadores que fue construido en 1927. “Llegas 20 años tarde”, me dice el bedel del Minneapolis Concention Center, el edificio que ahora ocupa su lugar. Al parecer la pista de baloncesto fue demolida en 1989.

De camino a la Minneapolis Library me detengo en la esquina de la 5th Street con la 2nd Avenue, donde una mítica tienda de deportes cerrará sus puertas el día 30 de junio. “Tuvimos muchas cosas de los Minneapolis Lakers, pero ahora ya no. ¿Baloncesto? Sólo tenemos material de los Timberwolves y las Lynx”, me explica el dependiente. Como pone poco interés en atender a mis preguntas, decido ojear por mi cuenta la Minnesota’s Largest Official Pro Shop. Ni rastro de los Lakers, aunque la camiseta de Kevin Garnett con los T’wolves está ofertada a cinco dólares y bien merece un comentario.

Ya en la biblioteca me encuentro con “Mr. Basketball: George Mikan, the Minneapolis Lakers and the birth of the NBA”. El libro, escrito el año pasado por Michael Schumacher, recoge algunas anécdotas interesantes, como las que condujeron a algunos cambios en la normativa del juego. Tantos tapones lograba que en 1943 nació la regla del “goaltending” (1) y tantos 2+1 lograba que en 1951 se alejó la línea de tiros libres.

No encuentro la que me cuenta John Hareas sobre los aficionados de los Syracuse Nationals, que hicieron caso a un periodista que escribió que George Mikan era alérgico al humo del tabaco y llenaron el pabellón de cigarrillos en el segundo partido de la final de 1950. El pívot respondió con 32 puntos y ni un estornudo.

Tal y como leo más tarde en una placa suya que se encuentra a la entrada del Target Center, “millones de personas han jugado al baloncesto, pero sólo unas pocas de ellas han logrado cambiar el juego”. En la puerta principal del pabellón, que ahora es la casa de los Minnesota Timberwolves, hay una estatua de bronce a tamaño real con la figura de George Mikan.

Los recuerdos sobre los Minneapolis Lakers comienzan a aparecer. Justo al lado del NBA City Restaurant, todavía dentro del pabellón, hay una tienda donde las camisetas de Kobe Bryant se venden a 85 dólares y las de George Mikan, a 300. Tal cual.

Mientras busco la salida del pabellón me encuentro con un expositor de Sweetwater Jones (2), un jugador que presume de ser el más bajo en haber debutado en la NBA. “Mido 3,11 pulgadas, 3,02 sin mi peinado afro”, advierte junto a presuntas fotografías y trofeos. Al final todo resulta ser una campaña publicitaria de la agencia Martin and Williams protagonizada por un actor que pretende ser la antítesis de Mikan. Sirve para echar unas risas.

Al finalizar la carcajada, me paro a pensar en el motivo real de mi visita a Minneapolis. He paseado todo el día y todavía no he encontrado ninguna pista que pueda hacer creer a los Lakers en la remontada. Es entonces cuando me encuentro con lo que parece el estudio de la Minnesota Public Radio. En una de sus paredes, la siguiente frase: “Me rompí el brazo, me rompí la pierna y yo no puedo decir cuantos golpes tengo en la cara, pero siempre seguí jugando”.

La sentencia fue pronunciada, cómo no, por George Mikan, el ex jugador de los Minneapolis Lakers, en 1991, cuando concedió una de sus últimas entrevistas. Quizás haya en ella una pizca de la receta que necesitan Los Angeles Lakers para iniciar la remontada. El domingo lo sabremos.

(1) Regla que impide taponar el balón si éste ya ha iniciado la trayectoria descendente y tiene posibilidad de acabar dentro del aro.

(2) La presunta y divertida página web de Archibald Sweetwater Jones es www.sweetwaterjones.com.

Artículo publicado en ACB.com el 13 de junio del 2008. Consulta aquí el artículo en su contexto original.