dimarts, 13 d’octubre del 2009

Y Dios se disfrazó de mujer


La espera ha sido larga, pero Dios lo ha vuelto a hacer; ha regresado a una pista de baloncesto. Esta vez no escogió la NBA sino la WNBA. ¿Qué dorsal llevó en esta ocasión? El 3 de las Phoenix Mercury; el de Diana Taurasi.

Según la versión de Larry Bird, hace más de 20 años Dios se disfrazó de jugador de baloncesto. Fue en un mítico partido de playoffs celebrado en el vetusto Boston Garden en el que Michael Jordan anotó 63 puntos. Pues bien, ha vuelto a ocurrir. Dios ha regresado a una pista de baloncesto, aunque esta vez vestido con la camiseta número 3 de Phoenix Mercury; la de Diana Taurasi.

“Esto es lo que hacemos, hacemos cosas importantes. Tenemos gente que se crece y le encanta vivir el momento. Es un gran equipo, un gran equipo”. Esta frase, lanzada mientras se anudaba una toalla a la cabeza, fue lo único que Diana Taurasi acertó a decir antes de empezar a llorar tras la victoria de Phoenix Mercury en el quinto partido de la final ante Indiana Fever (94-86). No hizo falta decir más, ya había quedado todo dicho en la pista.

Este título de las Mercury, el segundo de su historia, no se entiende sin Diana Taurasi. La jugadora ha completado una temporada de ensueño. Al anillo de la WNBA le une las dos distinciones de MVP de la liga regular y las finales, algo que sólo había conseguido antes Lisa Leslie. Además, se hizo con el título de la Euroliga Femenina en Salamanca. Determinante.

Taurasi entendió pronto que los destinos de las Mercury en el decisivo encuentro pasaban por sus manos y respondió anotando 26 puntos, con cuatro triples de esos que ponen la piel de gallina tanto a los espectadores como a su defensora. A su lado, Cappie Pondexter contribuyó con 24 tantos que sumados a los suyos llegaron a los 50. Una cifra incontestable.

No estuvieron solas. Penny Taylor también tuvo un papel destacado, tras perderse la campaña del 2008 por culpa de una lesión en el tobillo. Sumó 14 puntos, 5 rebotes y 4 asistencias que contribuyeron a derretir la contundente defensa de las Fever. “Gracias, Penny”, le repetía una y otra vez Cappie Pondexter mientras la abrazaba en el pasillo del US Airways Center que conduce al vestuario. “Eh, en el baloncesto no hay lágrimas”, les recriminó Diana Taurasi.

Diana Taurasi, Cappie Pondexter y Penny Taylor ya lideraron a Phoenix para conseguir el título de hace dos temporadas. Aquella vez fue ante Detroit Shock y ahora con Indiana Fever como rival, pero en las dos ocasiones necesitaron de cinco partidos para sentenciar la serie.

Las Fever no lo pudieron sencillo. Pese a quedarse atrás en el marcador tras recibir 35 puntos en el segundo cuarto, el equipo de Indiana reaccionó de la mano de Katie Douglas y Tamika Catchings, pero también con Tammy Sutton-Brown (22 puntos) y Jessica Davenport (18 tantos) adoptando un papel de estrella. Para la pívot formada en Ohio State fue la mejor anotación de sus tres años en la WNBA.

“Creo que jugamos casi tan bien como pudimos. Hubo un par de veces que fallamos tiros que nos podrían haber ayudado a ganar el anillo, pero no entraron”, confesó Lin Dunn, la entrenadora de Indiana Fever. De hecho, Indiana remontó una renta desfavorable de 10 puntos en la segunda mitad para igualar el marcador a 80 con cuatro minutos y medio por jugar. Dos triples de Tangela Smith, los dos únicos tiros que anotó en toda la noche, evitaron que la reacción se consumara.

“Indiana es un gran equipo. Eso sólo muestra nuestra capacidad de resistencia y de lo mucho que queríamos ganar”, dijo Pondexter, que siguió anotando pese a recibir en el segundo cuarto un codazo que limitó su visión en el ojo.

El triunfo de Phoenix Mercury es también el éxito de un estilo de juego. Lo impuso Paul Westhead, pero lo ha sabido desarrollar a la perfección Corey Gaines. Es una manera de jugar basada en la velocidad. El técnico parece vivir sólo preocupado por el ritmo y hace la vista gorda con las pérdidas y los tiros precipitados. Mal no le ha ido.

“Cuando empecé a entrenar en la WNBA Westhead, que es mi mentor y a quien debemos este campeonato, me dijo: ‘Vamos a enseñar a las jugadoras como jugadoras, no como mujeres jugadoras de baloncesto’. Es curioso como ellas han abrazado la idea porque disfrutaron siendo tratadas así, en lugar de ser tratadas como mujeres jugadoras de baloncesto, las tratamos como jugadoras de baloncesto”, explica Gaines.

La táctica de Phoenix Mercury tiene riesgos y, por ejemplo, su primer cuarto en el quinto partido fue nefasto, con demasiados errores en el tiro. Eso sí, cuando funciona, es letal y eso sucedió en el segundo período ante las Fever. “Fueron los mejores diez minutos de la temporada”, confiesa el periodista Bob Baum, columnista de la web oficial de la WNBA. La avalancha ofensiva le permitió a las Mercury marcharse al descanso con una renta de nueve puntos (51-42).

Taurasi, después de pasarlo mal contra la defensa de Tamika Catchings en los primeros cuatro partidos, anotó los cinco lanzamientos que intentó en ese segundo cuarto mágico en el que anotó 13 puntos. Las Mercury acertaron a encestar 13 de sus primeros 15 tiros en ese período.

“En el vestuario les dije a mis compañeras que no creo haber jugado contra un mejor equipo que las Fever y podría haber dicho lo mismo sobre nuestro equipo. Eso es lo que me hace sentir más orgullosa de esta serie”, resume Diana Taurasi, consciente de que será una final de la WNBA recordada durante muchos años.

ESTO NO PASA EN EL BALONCESTO MASCULINO
Katie Douglas estuvo cerca de romperle las gafas a Lin Dunn en el clásico saludo-empujón de la jugadora al ser presentada por el ‘speaker’… El cuerpo técnico que Ciudad Ros Casares tuvo hace dos temporadas sabe algo de eso… Entre las campeonas, una cara conocida; la de Le’Coe Willingham (Perfumerías Avenida)… Amare Stoudemire, Steve Nash y Grant Hill compraron todas las entradas de la grada superior del US Airways Center, para luego regalarlas y lograr un lleno absoluto con 17.313 espectadores…

Artículo publicado el 13 de octubre en Gigantes del Basket.