dijous, 20 de maig del 2010

Anomalías


Acudí el martes a varias de las charlas del Día de la Persona Emprendedora. En una de ellas Pau García-Milà, el precoz fundador de un escritorio virtual que en pocos años invadirá nuestros ordenadores, lanzó una frase que me inquietó bastante: “La gente normal, y cuando hablo de gente normal me refiero a los que no son frikis como nosotros, dicen…”. Sin haber rellenado una solicitud de ingreso y sin ni siquiera tiempo para huir, me sentí parte de un grupo de personas estrafalarias a los que la gente mira con extrañeza.

Ser friki no es malo, me repetía una y otra vez al día siguiente mientras ojeaba el periódico. Todos tenemos alguna anomalía y conviene aceptarlo cuanto antes. Acostumbro a empezar el diario de los miércoles leyendo la habitual soflama albinegra que encabeza la información del CD Castellón. Sólo aquellos días en los que descifro varios de sus mensajes encriptados, me siento un ‘hacker’ de la información y me doy como premio un desayuno en condiciones a media mañana. Un almuerzo, decíamos en mi pueblo antes de que la influencia madrileña lo confundiera con el ágape de mediodía. Un brunch, dicen ahora los modernos.

En Vila-real las preocupaciones de los albinegros suenan estrafalarias y lo contrario sucede en Castelló, donde han mirado con extrañeza el revuelo que se formó días atrás con las diferentes versiones de la posible (o no) clasificación del Villarreal CF para la Europa League. La aclaración de la UEFA rebajó, a buen seguro, la audiencia de la final de anoche en la provincia, donde algunos se hubieran dado cita ante el televisor. Unos hubieran querido que ganara el Sevilla CF (y con él, el Villarreal CF) y los otros, el Atlético de Madrid.

Lo triste de la historia es que, como decía Pepe Beltrán el miércoles, la misa no iba con mucha de la gente de la provincia, más fiel al FC Barcelona, el Real Madrid o el Valencia CF que a cualquiera de los dos grandes popes de nuestro territorio. Algo han hecho mal ambos clubes para no haber enamorado todavía a una sociedad que, harta de sus líderes, busca héroes en el mundo del deporte. O dónde sea.

Artículo publicado en Levante de Castelló el 20 de mayo del 2010.