diumenge, 5 de juliol del 2009
Dan Searl, la última pizarra olvidada
Dan Searl lleva 14 años entrenado al máximo nivel en Estados Unidos y, pese a ello, su nombre apenas es conocido en España. Àlex Gozalbo se ha dado una vuelta por Atlanta para ver el trabajo de este peculiar técnico natural de Mijas, la última pizarra olvidada de los banquillos.
Rodeando la casa de Dan Searl en Atlanta, nada hace pensar que sea muy diferente a la de sus vecinos de urbanización. Césped bien cortado, barbacoa en la parte posterior y todos los tópicos norteamericanos con los que ya estamos más que familiarizados tras años de ver cine y series producidas al otro lado del Atlántico. En cambio, dentro se esconde un entrenador español obsesionado con su trabajo.
La historia de Searl es peculiar. El técnico, hijo de estadounidenses, nació hace 35 años en Mijas (Málaga). En España pasó sus primeros 18 años, hasta que se desplazó a Estados Unidos para estudiar en la Northwestern University (Chicago). Desde entonces, vive en el país norteamericano, donde lleva 14 años entrenando en la NCAA y en High School.
La mayoría de los compañeros de Searl en la Northwestern University todavía deben reírse hoy al recordar su llegada. “Aunque hablaba perfectamente inglés, no entendía la mayoría de sus referencias culturales en cuanto a programas de televisión, graduaciones y otras cosas por el estilo que en España no hacíamos”, recuerda el técnico. Fue cómo si una nave alienígena hubiera dejado caer desde el cielo a Dan Searl.
Ahora ya está perfectamente instalado, con esposa y dos hijos. “De Estados Unidos me gusta que, en general, el sistema funciona. Las cosas ocurren como y cuando deben. La gente acepta sus responsabilidades. Al principio temía la mentalidad cerrada de los americanos, pero la verdad es que se han abierto mucho durante los últimos diez años, dándose cuenta, tanto en el baloncesto como en la cultura, que aquello no es lo máximo en todo”, dice el entrenador.
A algunos de los aficionados españoles, el nombre de Dan Searl les sonará… de Gigantes del Basket. Desde 1994 escribe la información de la NCAA en las últimas páginas de la revista. Su fichaje es, cuando menos, curioso: “Mi colaboración con ellos fue cuestión de coincidencias. Cuando era un crío, leía la revista religiosamente y esperaba ansioso cada semana que llegara al quiosco. Me marché a Estados Unidos para estudiar periodismo, con el fin de cubrir el baloncesto en la radio o para la prensa. Intenté conectar con la revista varias veces, pero no fue hasta que mi madre, autora de libros de cocina española, mencionó mi nombre a Víctor de la Serna, tan experto en baloncesto como en cocina. De la Serna me puso en contacto con Paco Torres y hasta la fecha”.
Un año después de empezar a colaborar con Gigantes del Basket, Dan Searl logró un trabajo de periodista en la CNN, el imperio que Robert Murdoch construyó en Atlanta alrededor de la información. La ciudad se preparaba para los Juegos Olímpicos y nuestro protagonista no perdió la oportunidad. “Trabajé de voluntario y la organización me asignó al equipo de Argentina como intérprete. Me acuerdo del primer partido. Fue ante Estados Unidos y Marcelo Nicola sufrió una lesión en la rodilla. Salté a la cancha con el médico y empecé a traducir la conversación. El jugador, todavía agarrándose la rodilla, me grito: ¡Cállate, que yo hablo inglés! Imagínate”, recuerda con humor.
Su pasión por el baloncesto, juego que estudió con minuciosidad, le llevó a la Suwanee Sports Academy. ¿Cuál fue su papel allí? “Trabajé año y medio en aquella academia dedicada a desarrollar jugadores al más puro estilo europeo. Mi papel era administrar la academia y también entrenar a los participantes. Lo más importante allí era la técnica individual”, apunta Searl, que todavía recuerda los consejos que daba “para mejorar el juego de pies. Lo importante era enseñarles a parar bajo control. Esta estrategia era revolucionaria porque durante los últimos 20 años el baloncesto estadounidense se había dedicado simplemente a jugar, jugar y jugar más partidos, olvidándose de trabajar la técnica y los pequeños detalles”.
Según Dan Searl, “mi papel fue dirigir el ‘Mark Price Shooting Lab’. El proyecto fue unir la experiencia y los conocimientos del ex jugador con nueva tecnología de video y de gráficos para enseñar la técnica perfecta de tiro”.
Paralelamente, el técnico español empezó a entrenar en la Emory University. “Mi meta era subir la escalera profesional, peldaño a peldaño. Tras unos años en la tercera (Emory) y la segunda división (Clayton State) universitaria de la NCAA, llegué a la cima con un puesto de entrenador ayudante en Towson University”, resume Searl, que se codeó con algunos de los mejores técnicos del mundo. Él admira, en especial, el trabajo de Sean Miller (ahora en Arizona) y Brad Stevens (Butler).
“El baloncesto universitario es un sistema muy bueno para compaginar estudios y deporte, aunque a veces es un reto mantener a los jugadores conectados con su formación. No es por falta de apoyo, es por falta de interés”, afirma. El entrenador tenía que escuchar comentarios similares a éste: “Coach, yo quiero jugar con los profesionales. ¿Cómo me va a ayudar esta clase de física?”.
Pese a las dificultades, Searl opina que “es un gran sistema para que los jóvenes continúen con su educación mientras mejoran su baloncesto”. Como técnico, eso sí, tuvo que adaptarse a las restrictivas normas de la NCAA: “Se refieren al horario de entrenamiento y a la cantidad de tiempo que los estudiantes pueden dedicar al baloncesto. Durante la temporada, el equipo puede entrenar un máximo de cuatro horas diarias y debe tener un día libre cada semana. Antes y después de la temporada, los entrenadores pueden trabajar técnica individual con grupos de dos jugadores un máximo de tres horas a la semana”.
Dan Searl ha asistido ya a 13 ediciones de la Final Four. Desde 1995 sólo se ha perdido las citas de 1996 (Nueva York) y 2005 (San Luis). “La primera vez era todavía un estudiante universitario, me quedé en casa de mi abuela y compré una entrada en la reventa”, confiesa. Luego ya tuvo acceso a las acreditaciones de prensa. “La Final Four más memorable fue la del año pasado, cuando Kansas batió a Memphis con el triple providencial de Mario Chalmers que mandó el partido a la prórroga”, asegura.
El técnico tiene más problemas para seguir el baloncesto español desde Atlanta. “La televisión de Estados Unidos no pasa ningún partido de la Liga ACB, así que tengo que seguir el transcurso de la temporada a través de internet. En cambio, la Euroliga, la puedo ver en NBA TV”, dice.
Esta campaña, Searl ha entrenado en el prestigioso High School de Westminster. “Tras una temporada regular fuerte, nuestro equipo se ganó un puesto en el cuadro del campeonato estatal del estado de Georgia. Para la temporada que viene vuelven todos nuestros jugadores importantes y tenemos como meta alcanzar la Final Four estatal… como mínimo”, advierte.
¿Con qué baloncesto? “Queremos ejecutar nuestras jugadas con precisión, buenos bloqueos y pases que llegan en el momento preciso. En defensa, somos un equipo que protege con fuerza y ganas la pintura, asegurando que el rival no llegue con facilidad a las cercanías del aro. Las rotaciones defensivas son clave para nosotros”, confiesa.
Lo mejor de trabajar como entrenador en Westminster está claro: “Tenemos la suerte de tener unas instalaciones superiores. Tanto la pista como la sala de pesas y los recursos técnicos a nuestra disposición nos permiten elevar el nivel de los jugadores”, admite el técnico, a quien algún día le gustaría aceptar el reto de entrenar en España.
“Tras 14 años a todos los niveles de la NCAA y High School, me siento muy preparado para trabajar a cualquier nivel en cualquier país. He trabajado con jugadores que son principiantes, pero también con otros que ahora están en la NBA. Por supuesto que me encantaría entrenar en España. Creo que mi experiencia y mi pasión encajaría muy bien con el baloncesto de base de allí”, apunta.
Artículo publicado en ACB.com el 5 de julio del 2009. Consulta aquí el artículo en su contexto original.
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