dijous, 18 de febrer del 2010

Las virtudes del nuevo amor


La llegada de Juan Carlos Garrido al banquillo del primer equipo ha servido para dejar entrar aire fresco a un vestuario que empezaba a oler a habitación cerrada. Por eso, básicamente, los clubes cambian de vez en cuando de entrenador. Es sencillo, y de ahí viene la tan manida dicha que atribuye a los técnicos nuevos una victoria segura, que el revulsivo sirva para conseguir resultados a corto plazo, aunque lo que de verdad importa es comprobar si su efecto será duradero.

Con los cambios de entrenador suele suceder como con los de pareja, que todo el mundo quiere ver que la nueva persona tiene como virtudes lo que la anterior tenía como defectos. Si un técnico era duro, de su sustituto se ensalzará que sepa dialogar y viceversa. Acostumbran a creer todos que la mala marcha del equipo sólo tenía que ver con las características del anterior entrenador.

Cualquier gesto del nuevo inquilino del banquillo se interpreta en esta línea y así sucede ahora con Ernesto Valverde y Juan Carlos Garrido. La afición y, sobre todo, los medios de comunicación festejan con algarabía poco disimulada cualquier gesto que pueda utilizarse para desacreditar al anterior. Si ahora la plantilla almuerza junta, la gente se pregunta por qué no lo hacía antes y, si deja de concentrarse, se posiciona rápidamente a favor de la nueva postura.

No está mal el cambio de chaqueta, aunque hay un riesgo que pocos advierten: querer ver en alguien lo que no es. De Valverde se decía que era poco ambicioso y ahora todos esperan que Garrido se coma el mundo y anuncie a los cuatro vientos que el Villarreal CF es favorito a todos los títulos. Tanto que ahora puede parecer un Mourinho cualquiera, desbocado y un tanto pretencioso. La culpa (que quede claro) no la tiene él sino los ojos que le juzgan.

El riesgo es mayor en una semana como ésta, donde para la España balonpédica, eso que ahora llaman la Brunete mediática, el Villarreal CF sólo debería tener en mente el partido del Santiago Bernabéu, ignorando que esta tarde recibe al Wolfsburgo en la Europa League.

Artículo publicado en Levante de Castelló el 18 de febrero del 2010.