dijous, 28 de gener del 2010

El crucigrama con trampa


Acostumbro a leer el periódico con un bolígrafo entre manos. Depende de cuál sea, para subrayar aberraciones. Si es éste, para pelearme con el crucigrama de Josep Pitarch. Lleva unos diez años publicándolos a diario y suele presumir de dedicarse a confeccionarlos durante apenas dos fines de semana al mes. “Hago hasta 15 de golpe”, dice, sin tener piedad de aquellos que a veces necesitamos más de un día para resolver uno de ellos.

Él me inculcó la curiosidad por los crucigramas y así conocí las propuestas de Jep Ferret, un mentiroso en toda regla. Desde el año 1996 ha ido puliendo su habilidad para los acertijos en los que deliberadamente busca dejar en evidencia al lector. La última propuesta de su blog es un crucigrama aparentemente inofensivo titulado "El próximo campeón de liga". Ya en la primera definición horizontal pide contestar con once letras quién ganará la competición doméstica. Los culés escriben “FC Barcelona” y los merengues, (es en catalán) “Reial Madrid”.

Ambos grupos de aficionados pueden completar el crucigrama sin problemas ya que el resto de definiciones admiten dos posibles respuestas, que se intercalan con el nombre de su equipo del alma. “Villarreal CF” tiene doce letras (diez, si se escribe “Vila-real CF”), pero pese a saberlo trato de encajarlo a la fuerza en el crucigrama. Imposible. Nadie cuenta con nuestro equipo para ganar la liga.

No me preocupa. El equipo es noveno y, a poco que mejore, acabará luchando por meterse en Europa. Me conformo, aunque me resulta más inquietante ver algunos comportamientos a los que no estábamos acostumbrados por estas tierras. Las quejas de los jugadores en sala de prensa son constantes. Las últimas, las de Gonzalo y Eguren. No son las únicas ya que antes lo hicieron Fuentes o Jonathan Pereira, que se marcharon levantando la alfombra.

No creo estarme haciendo viejo, pero antes eso no pasaba. La ropa sucia se lavaba en casa y los conflictos nunca recorrían el pasillo que une en la Ciutat Esportiva el vestuario de la sala de prensa. El egoísmo se ha instalado en el equipo y quizás por ahí han entrado algunos de los males que luego se aprecian sobre el campo. No es cuestión de entender lo que pide el entrenador sino de hacerle caso. Era lo que aquí era costumbre y lo que ahora, maldita sea, sólo se ve en el filial.

Artículo publicado en Levante de Castelló el 28 de enero del 2010.