divendres, 25 de setembre del 2009

Una casa con polvo y escombros


Con una mirada resignada dirigida hacia el metro que lleva en el bolsillo trasero o hacia el lápiz que sujeta tras la oreja, el afectado suele aceptar los plazos que le marca el supervisor de la obra. Su mujer ha decidido remodelar un baño, una cocina o lo que sea y no hay marcha atrás. Al tiempo que acepta el presupuesto es consciente ya de que los albañiles no respetarán los plazos. Si hay trabajo para una semana, serán tres. Dos en el mejor de los casos.

El saberlo de antemano no evita el disgusto. “Me dijeron que las obras durarían una semana”, exclamará en voz alta a los diez días, ya con toda la casa llena de polvo y escombros. Aunque uno quiera mentalizarse, nada cambiará y lo mismo ocurre en el mundo del fútbol.

La transición de la pizarra de Manuel Pellegrini a Ernesto Valverde no es sencilla y el equipo necesita pasar por un período de adaptación. Que ambos técnicos sean amantes del buen trato al balón es la excusa con la que mentalmente muchos nos intentamos autoconvencer de que el plazo sería menor que en anteriores traspasos de poderes, pero ya han pasado cuatro jornadas y la casa sigue llena de polvo y escombros.

Los dos quieren robar la pelota, pero uno prefiere darle importancia al dónde y el otro, al cuándo. Son matices así los que ahora trata de asimilar la plantilla. Los entendidos hablan de automatismos, que viene a ser algo así como las costumbres del equipo sobre el terreno de juego. En este proceso, la lesión de Marcos Senna no ha ayudado.

Pese a que desde el club se filtra que la entidad no anda entusiasmada con la cercanía con la que el técnico trata a sus jugadores, Valverde todavía no corre peligro. La presión mediática anda despistada con los casos de Abel Resino y Unai Emery. Uno de los dos (el que pierda el sábado) será el primero en caer.

Pese a que el Villarreal CF anda en puestos de descenso, la gente no le ha perdido la fe al entrenador. Es cierto, eso sí, que el técnico ha cometido errores, pero tiempo habrá para analizarlos detalladamente. No importa, los mejores también se equivocan. Por poner un ejemplo, Vicent Sales se olvidó ayer en la columna de opinión que publicó en este periódico (“La importància de dir-se Pau”, página 25) de Marc Gasol al hablar de los jugadores catalanes de la selección española de baloncesto y, en cambio, incluyó en la lista a Rudy Fernández y Sergi Llull, dos baleares.

El diminuto desliz no afecta a la credibilidad que el concejal del Ayuntamiento de Castelló tiene en el mundo del basket. Pocos hay en la provincia que compartan conocimientos a su nivel en el mundo de la canasta. Y lo mismo pasa con Valverde.

Artículo publicado en Levante de Castelló el 25 de septiembre del 2009.