dijous, 10 de setembre del 2009
El enojo de los "domingueros"
Hasta tres documentales contenía la entrega del martes del coleccionable ‘Crónicas de la II Guerra Mundial’. William Wyler era uno de los realizadores responsables de unos capítulos destinados a narrar “la guerra en el aire”. Uno se imagina al director, conocido por su fama de repetir una y mil veces las tomas de sus películas, nervioso al no poder hacer despegar y aterrizar los aviones a su antojo. “Lento y meticuloso”, lo definen en las biografías, que también hablan de su participación en el Ejército del Aire, medalla al valor incluida.
Para muchos, ‘Cumbres borrascosas’ es su producción más conocida. En ella la lucha de clases aparece como decorado perfecto para una nueva historia de amor. Como casi siempre, el diferente poder adquisitivo de los protagonistas lo predetermina todo. Es habitual desde que el trueque pasó a la historia. Por eso no debería extrañarnos que unos equipos tengan más dinero que otros en la Liga de las Estrellas. El club más rico no tiene por qué ganar el título, pero lo que está claro es que no lo ganará el más pobre.
Cada entidad encamina sus pasos a escalar peldaños en la pirámide económica, conscientes todos de que cuanto más cerca se está de la cúspide más papeletas hay para el triunfo. La tómbola tiene truco. Los clubes actúan respetando tradiciones no escritas cuya trasgresión soliviantaría a las masas. En un código postal está mal visto recalificar terrenos y en otro, poner publicidad en la camiseta. Hay hinchas que celebran la venta de sus jugadores estrella y otros que se manifiestan para evitarlo.
Una de las fuentes de ingresos por la que la mayoría de los clubes apuestan es la venta de entradas de los partidos importantes. No son pocos quienes el día que les visita el grande de turno hinchan las tarifas, al tiempo que hacen pasar por caja también a los socios. El Villarreal CF lleva años manteniendo la misma política de precios elevados en los encuentros importantes para incentivar a la gente a abonarse. El club insiste en que en aficionado que quiera ver al Real Madrid, el FC Barcelona y el Valencia CF vendría a gastarse cerca de 300 euros, algo parecido a lo que cuesta un pase para la temporada completa.
Suele ocurrir entonces que los "domingueros", entendiendo como tales a las personas que acostumbran a divertirse solamente los días de fiesta, los no habituales de El Madrigal, se quejan de los precios. Ya lo han empezado a hacer de forma más o menos visible en los foros de internet. Para ver a Cristiano Ronaldo, por ejemplo, deberán desembolsar de 40 a 120 euros. “Un robo”, aúllan en el ciberespacio, sin saber todavía que nadie verá delito en tan extendida artimaña.
Artículo publicado en Levante de Castelló el 10 de septiembre del 2009.
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